En la lírica y la época
del siglo XVIII se dibujan perfectamente
las etapas, tendencias y estilos de período.
Poesía posbarroca
La
imitación de los grandes maestros barrocos es el norte de toda la poesía
española de la primera mitad del siglo XVIII. Encontramos epígonos de Góngora: Soledad
tercera (1718); cultivo de la fábula mitológica: Deucalión (ed. póstuma, 1770)
de Torrepalma. El arte de Quevedo tuvo continuación en los sonetos morales de
Diego de Torres Villarroel y en los poemas burlescos de Eugenio Gerardo Lobo.
La poesía ilustrada y
sus cenáculos
La
aparición de las formas poéticas características del siglo XVIII se ve
propiciada por el triunfo entre las élites intelectuales de la estética
neoclásica y de la filosofía racionalista.
Tuvieron
especial importancia en la configuración de esta poesía los cenáculos y academias. En realidad, no pasó de ser un
arte en las minorías intelectuales.
En
Salamanca se desarrolló la escuela más
brillante del momento. Jose Cadalso aglutinó al grupo y lo incito al cultivo de
la poesía bucólica. Jovellanos, cambió
su rumbo; recomendó la imitación de los autores ingleses (Pope y Young) y
dirigió la poesía hacia los temas morales y filosóficos. Cadalso y Jovellanos
contaron con el poeta Juan Meléndez
Valdés, que fue el encargado de transmitir estos ideales a la segunda promoción
salmantina: Manuel Jose Quintana, Nicasio Álvarez de los Cienfuegos…
Dentro del grupo de poetas
neoclásicos los acentos dominantes y los géneros son de una gran variedad:
- Las Anacreónticas
Es una de las especies más
cultivadas. Responde a la búsqueda de la gracia y el tono menor. Los metros cortos,
el talante ligero y despreocupado y un aire bucólico sirven a una filosofía
epicúrea y hedonista. Se exaltan los placeres del vino, la mesa y el amor.
- Las odas ilustradas
Desde mediados de siglo,
se cultiva una poesía moral y filosófica, de carácter conmemorativo y
monumental, para magnificar las empresas culturales de la ilustración. Utiliza
dos cauces complementarios: la canción pindárica y la obra horaciana.
3
La elegía
La elegía neoclásica, por
su tono y contenidos, preparó el terreno de Prerromanticismo. Aquí se percibe
un exagerado sentimentalismo, cierto masoquismo, la reflexión moral, la
fascinación de las ruinas, cementerios y paisajes nocturnos, la melancolía y la
soledad, el mundo de ultratumba.
- Poesía didáctica
Fruto de la concepción utilitaria
de la literatura son un conjunto de poemas en que los autores se obstinan en
someter al corsé del ritmo, la medida y la rima la exposición de conocimientos
que hubieran parecido mejor en prosa corriente y moliente. En este molde no
solo se trato de asuntos de cierto prestigio literario, sino también de las
nuevas ciencias positivas.
Los ilustrados cultivaron también
la fábula esópica, protagonizada por animales y con moraleja final.
5
La sátira y
otras vetas menores
La poesía satírica adoptó
la forma horaciana cuando se trata de
criticar usos literarios, tipos y costumbres.
Una veta menor la
constituye la poesía pornográfica y prostibularia. Los ilustrados combinaron
sus inquietudes políticas con estas composiciones desenfadadas y humorísticas,
vaciadas unas en el molde poema didáctico (Arte
de las putas de Moratín) y otras en el de la fábula (el Jardín de Venus de Samaniego).
A
continuación un breve análisis del poema Arte
de las putas, que lo enfocaremos desde el punto de vista de nuestro tema,
la mujer:
El Arte de las putas es un
poema de Nicolás Fernández de Moratín compuesto a principios de la década de
1770 y clasificado dentro del género de la literatura erótica; circuló
exclusivamente en forma clandestina hasta más de un siglo después de ser
escrito debido a la férrea censura que impuso la Inquisición española.
Arte de
las putas consta de cuatro cantos con 475 versos, por su tema ha sido
relacionado con otras obras del mismo género entre las que descuella El jardín de Venus, de Félix María
Samaniego.
En cuanto a nuestro punto
de análisis, se trata, pues, de un anecdotario que relata las peripecias de las
trabajadoras de la noche de un pujante Madrid borbónico. No es una clásica obra
erótica, sino una imagen punzante y sarcástica.
Moratín describe aquí con precisión los trabajos de las mujeres que obran la prostitución, adoptando posturas femeninas y brindando testimonios que permiten reconstruir de forma ejemplar la situación de las mujeres en la España de la época. A pesar de ello sigue impregnada de la misoginia característica de aquel tiempo.
Moratín describe aquí con precisión los trabajos de las mujeres que obran la prostitución, adoptando posturas femeninas y brindando testimonios que permiten reconstruir de forma ejemplar la situación de las mujeres en la España de la época. A pesar de ello sigue impregnada de la misoginia característica de aquel tiempo.
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